Moribundo y haciendo una campaña que lesiona gravemente sus arcas, así deambula el perredismo mexiquense, que destapó a Omar Ortega Álvarez como su virtual aspirante a la gubernatura del Estado de México a pesar de que, según sus dirigencias, la alianza “Va por el Edoméx” está más sólida que nunca.
La crisis interna que viven como partido político los ha hecho pactar presuntos “acuerdos” con PRI y PAN para lanzar a sus gallos de manera independiente y a partir de ahí saber quién resulta mejor posicionado en las encuestas. Les gustó tanto el proceso interno que hizo morena y ahora se organizaron el suyo, aunque el priismo fiel a su colmillo político, vela armas y observa.
Al maestro en derecho parlamentario le pusieron sobre la espalda la última llamada para un partido de izquierda, el cual para no terminar en las sombras hoy se refugia bajo las faldas del neoliberalismo y el ultraderechismo. Resulta inexplicable que el PRD, acérrimo enemigo de priistas y panistas hoy se ponga bajo sus órdenes, todo con tal de salvar el pellejo.
Tan pronto como Jesús Zambrano hizo oficial el destape de Ortega, comenzó el derroche de recursos con la impresión y distribución de panfletos y volantes con el nombre y la imagen del virtual aspirante, así como también el alquiler de inmuebles como el Teatro Morelos en Toluca y la instalación de anuncios espectaculares en vialidades primarias.
Como en sus épocas en boga despilfarran dinero sin razón, porque hasta el más inexperto en temas políticos sabe bien que su “maestrito” no tiene posibilidades de superar a Quique Vargas o a Alejandra del Moral; Omarcito debería ahorrarle recursos al Partido de la Revolución Democrática y dejar de andar pagándose entrevistas con medios de comunicación.
Las autoridades electorales ya tienen mucho trabajo de investigación por otro escenario de actos anticipados de campaña, sobre todo con este partido que está al borde de la extinción y hoy se aferra desesperadamente a la limosna electoral que le pueda caer del cielo. Las alianzas siempre postularon bajo previo acuerdo al que sería su candidato y hacían un anuncio conjunto, pero ese protocolo lo sepultó “Va por el Edoméx”.
Ayer durante una reunión de las Comisiones Legislativas, celebrada en Toluca, Ortega Álvarez pugnó para que los gobiernos de coalición se conviertan en una realidad para los ciudadanos, en su intervención el legislador dijo que la intención es construir una democracia participativa plena. ¿Pero no era esa la ideología perredista, que hoy fracasada, busca el cobijo de 2 partidos que le siguen imponiendo su ley?
Agregó que: “un gobierno de coalición deberá tener la capacidad para generar el pluralismo en todas las fuerzas políticas”, sin embargo como integrantes de la oposición ninguno de los 3 partidos ha tenido el liderazgo para darle claridad a los ciudadanos mexiquenses. Su reacción política con los destapes fue más bien provocada por la designación de Delfina Gómez.
Si realmente están proyectando concretar esa iniciativa deberían ir ganando experiencia y definir ya si habrá o no alianza, sobre todo porque el mensaje que le envían a sus electores es de desconcierto, desorientación y hasta miedo. Hasta ahora la postulación de Omar se interpreta más como un mensaje de ruptura entre los tres partidos.
Ni siquiera entre el perredismo mexiquense hay entusiasmo por la designación de este profesor universitario que ninguna posibilidad tiene de superar a Enrique Vargas del PAN o a Alejandra del Moral del PRI; vaya ni aunque el tricolor postulara a Ernesto Némer y el blanquiazul a Josefina Vázquez Mota, omarcito seguiría en el fondo de las encuestas con el miserable 3 por ciento que alcanza su partido.
En ninguna de las encuestas Omar Ortega tendría posibilidades, la candidatura, si es que realmente se concreta el maridaje entre estos tres partidos, está entre Alejandra y Enrique, quien ya dejó ver la posibilidad de hacerse a un lado en caso de que los sondeos no le favorezcan. De mientras el perredista ya hace proselitismo en toda la entidad y hasta lanzó su eslogan de Un Nuevo Amanecer para el Edoméx,